Actualizado el miércoles, 3 febrero, 2021
El pasado mes de diciembre, entre comilona y comilona, nos hicimos un viajecito a la provincia de Castellón, donde curiosamente nunca habíamos estado.
Nos alojamos en Benicássim en los Apartamentos Estoril, unos apartamentos playeros muy limpitos y con todo lo necesario. El tiempo, comparado con el frío invernal que teníamos en Madrid por esas fechas, fue muy agradable. Unos 17 grados que nos dieron para tomar alguna que otra cerveza en las terrazas del paseo marítimo.
El día que teníamos previsto hacer la ruta estrella del viaje amaneció nuboso y desde nuestro apartamento, con vistas al mar y a la montaña, veíamos (o mejor dicho, no veíamos) el pico del Bartolo lleno de nubes. Aún así decidimos acercarnos hasta allí en el coche para ver cómo pintaba el tiempo.
Subimos en coche por un puerto no muy largo pero sí muy empinado hasta el Centro de Interpretación «La Bartola», situado en el Km. 8 de la Ctra. del Desert (CV-147). Lo dejamos aparcado en una pequeña zona habilitada justo al pie del Centro de Interpretación. En el camino hacia el edificio se atraviesa un pequeño jardín botánico en el que podemos ver las especies más características del Parque con sus correspondientes cartelitos informativos.
En el Centro había un señor con cara de aburrido (normal ya que no había nadie por allí), que nos dio un mapa con las rutas que pueden hacerse por la zona. Entre ellas estaba la que teníamos en mente, la subida a la cima del «Bartolo».
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Un poco de Historia y otros datos interesantes
El Bartolo, con sus 729 metros es el pico más alto de la serranía del Desierto de las Palmas. Cuando llegas allí te asalta la primera pregunta…. ¿Cómo se llama esto desierto si tiene una vegetación exuberante? Pues resulta que los carmelitas descalzos llamaban «desiertos» a los lugares más solitarios donde se retiraban a meditar y orar. Lo de «las Palmas» es más fácil. Nada más comenzar la ruta te das cuenta de que la zona está plagada de palmitos (Chamaerops humilis). Por todo ello el parque se denomina «Desert de les Palmes».
El nombre del pico, el Bartolo, no deja de ser curioso también. En este caso se debe a Bartolomé, uno de los más reputados monjes de los que habitaron la zona en los primeros tiempos, allá por el siglo XVII.
El Parque Natural es bastante extenso, ocupando con sus más de 3000 hectáreas parte de cinco municipios: Benicássim, La Pobla Tornesa, Borriol, Cabanes y Castellón de la Plana.
El 8 de agosto de 1985 se declaró un gran incendio que arrasó con buena parte del Parque Natural. Afortunadamente la zona se ha regenerado espectacularmente y hoy se puede disfrutar de una variedad de especies vegetales increíble nada más comenzar nuestra ruta. De hecho es, desde el punto de vista botánico, un lugar muy valioso ya que alberga especies endémicas o muy raras. Aunque no sepas mucho de botánica, como es mi caso, sí serás capaz de distinguir algunas especies como el madroño, el enebro, las jaras, el durillo, el brezo, el tomillo o el romero. En las zonas más altas de la ruta también encontramos pino ródeno y pino carrasco…
Mirando por Internet he visto que también es una zona con gran variedad de especies animales, aunque he de decir que yo no vi ni un solo bicho. De hecho, comentamos lo raro que nos parecía que no oyéramos ni un solo pájaro en toda la ruta. Ni en la zona más baja, ni la más alta, ni con más árboles ni con menos…. El caso es que por lo visto se pueden ver especies de anfibios como sapos y ranas, reptiles como el lagarto ocelado u ofidios como la culebra bastarda. Además, se han registrado en el Parque Natural más de 120 especies de aves, aunque ya te digo que yo no vi ni una…. águilas, cernícalos, halcones, lechuzas, búhos, palomas, perdices, etc. Por último también habitan el lugar algunas especies de mamíferos carnívoros como la gineta, el tejón o la comadreja, además de jabalíes, ardillas o conejos.
Ruta a la cima del Bartolo por «las crestas»
Pero vamos a lo que vamos… Como te comenté, una vez recogimos el mapa en el Centro de Interpretación «La Bartola», comenzamos el ascenso a la cima. Según sales del Centro tienes que girar a la izquierda y en la parte trasera del edificio verás que comienza una senda marcada con una señal donde se indican las diferentes rutas. Todas empiezan del mismo modo así es que no hay más que seguir el caminito. Nada más comenzar yo ya iba alucinando con la vegetación. En pleno mes de diciembre y aquello estaba espectacular. ¡Cómo debe ser en primavera!
Parece mentira que en una zona tan cálida y tan cerca del mar pueda desarrollarse una vegetación tan exuberante. Más o menos a los 250 metros nos tenemos que desviar a la izquierda en la primera bifurcación, hasta llegar a una pista ancha que lleva hasta el Mas de Huguet. Tenemos que coger la pista hacia la derecha (atentos aquí porque es el único punto donde la señalización flaquea un poco). Unos metros más adelante debemos coger un sendero muy empinado, el PR-CV 422.
En este punto comienza la parte divertida de la ruta. Comenzamos a ascender por las crestas. ¿Que te puedo contar del paisaje? Pues que en los primeros metros no veíamos nada de nada ya que una espesa niebla nos impedía ver más allá de unos pocos metros a la redonda. Sin embargo, según íbamos ascendiendo, el mar de nubes quedaba debajo de nosotras y aunque no teníamos vistas del mar, el espectáculo era impresionante.
El tramo de las crestas tiene una longitud de unos 24oo metros y hay que hacerlo despacito ya que el terreno es rocoso y muy escarpado. Además cada dos por tres, al menos nosotras, nos íbamos parando a contemplar el paisaje y a hacer fotos por lo que se tarda como una hora y media en recorrer esta parte. Toda la ruta está muy bien señalizada con las marcas blancas y amarillas del PR (Sendero de Pequeño Recorrido).
Poco a poco las rocas van desapareciendo y el terreno se hace más fácil ¡Qué gustito da ahora pisar la tierra y la pinocha del suelo! En seguida tendremos las primeras vistas del Bartolo, inconfundibles con las antenas de su cima.
Un poquito antes de llegar a la cima y justo al final de la cresta, llegamos a la Creu del Bartolo, a 696 metros sobre el mar. Una cruz gigantesca de 24 metros de altura y 90 toneladas de peso que se erigió sustituyendo a una antigua Cruz levantada en 1902.
Desde aquí avanzaremos por la pista asfaltada que luego tomaremos para descender y llegamos a la cima del Bartolo. La cima bonita bonita no es, ya que las antenas la afean mucho pero el paisaje al rededor es increíble. Aún había mucha niebla cuando llegamos aquí pero por suerte había aclarado un poquito y podíamos adivinar el mar Mediterráneo y la ciudad de Benicassim allí abajo.
El regreso lo hicimos bajando por la pista asfaltada y tomando luego una pista que nos llevó sin pérdida hasta el punto de partida.
Fue una ruta que me encantó porque, a pesar de la niebla, pudimos contemplar un paisaje poco habitual y sobre todo porque me impresionó la variedad de plantas que alberga el Parque. Sin duda te recomiendo que, si estás por la zona, no dejes de visitar el Parque. Seguro que te gusta.